El carisma o también conocido conmo "la magia especial" de las personas, está en el interior de cada individuo. Cierto que en ciertos cículos protocolarios, esta cualidad se tiende a reprimir, por envidia, por miedo o ingratitud.
Cuando un talento entra en un lugar de trabajo o de ocio, se siente ese derroche de energía tan carazterístico del carisma. Una amplia sonrisa, una voz segura, una actitud abierta, una aptitud asertiva, alquimista de las atmósferas positivas. En definitiva, una amplitud de ese aura especial que inunda todo el espacio.
!Cuidado! no confundirlo con la sonrisa forzada, el tono de voz alto, el avasallamiento, la soberbia y la provocación del estrés . Algunos, hoy en día todavía se creen que eso es carisma.
Insisto, !CUIDADO!
El talento, con este magnetismo, inspira a todos los de su alrededor a mejorar, a superarse, ya sea a su jefe o al becario. Por ello, todo equipo se verá recompensado con cada paso acertado con cada exitoso proyecto cumplido. Y en lo social, sin duda serán muy apreciados entre sus allegados y amigos.
Estas personas emocionalmente ricas, con un sincero interés por los demás, con un buen hacer entusiasta, sin miedo a ser juzgados, porque a penas ellos juzgan, e interesadas en trasmitir emociones positivas deben ser más valorados laboral y socialmente.
Continuemos con la tarea de producir talentos, y ya puestos, de reproducir talentos con carisma.
