google-site-verification: google6d990b6318c35be7.html Miscelánea de Talentos: marzo 2011

jueves, 31 de marzo de 2011

El cromosoma X, Y ... Z del talento

Hace unas semanas descubrí un cuento chino, sin perdón. Uno de esos de verdad. Mejor dicho una leyenda china, de esas con moraleja.

LA HISTORIA DEL BAMBÚ CHINO
Dicen que existe en China una especie de bambú dotado de extrañas propiedades. Si se siembra la semilla en terreno propicio, hay que armarse de paciencia. Efectivamente, el primer año no pasa nada. Ningún tallo se digna a brotar de la tierra, El segundo año, tampoco. Ni el tercero, ni el cuarto.

Hasta el quinto año no empieza a asomar el brote por entre los campos sembrados. Pero luego, el bambú alcanza una envergadura de ¡doce metros en un solo año! Durante esos cinco años, mientras parecía no ocurrir nada, desarrolla en secreto unas raíces subterráneas prodigiosas. Y eso, es lo que a su debido tiempo, le permite hacer una entrada triunfal, en el mundo de lo visible, a plena luz.

Al finalizar su lectura, me vino a la mente a todas aquellas personas que durante años han invertido en formarse, para aparecer en el mundo laboral tan preparados, que en un tiempo breve de tiempo ya están incluidos en la extensa franja intermedia de la empresa.

Por otro lado, también representa el talento procedente de ese cromosoma de más, ese que hace de este mundo un lugar con cabida a todos y cada una de las personas que nacen solo algo distintos, pero tan capacitados y con la preparación necesaria, para ejercer la profesión elegida como uno/a más.

La capacidad de meticulosidad de este excepcional grupo de personas es tal, que cualquier margen de error, es astronómicamente mucho menor que el de cualquiera de nosotros, sí los que nos creemos perfectos y normales (esto habría que estudiarlo).

Por ello, aprovecho la ocasión para hacernos un llamamiento a ese grupo de normales, seres humanos, pasados de ego, para que sigamos aprendiendo de ELL@S.

miércoles, 16 de marzo de 2011

La elegancia del talento

Dícese que "elegancia es la ciencia de no hacer nada igual que los demás, pareciendo que se hace todo de la misma manera que ellos". (Honoré de Balzac).

El talento debe identificarse como individuo, como persona. Es decir, debe conocerse y reírse de sí mismo, para perder todo el prejuicio y ridículo escondidos con uno mismo y con los demás. Un lastre que ya toca soltar en plena "Era 2.0."

Cada día, todos y cada uno de nosotros, estamos destinados a evolucionar y dirigirnos a nuevos espacios digitales, espaciales, empresariales o humanos. Por ello, el talento debe caracterizarse por su valentía, nobleza, transparencia y honestidad. Pero sobre todo y ante todo por su auto-motivación.

Identificar las capacidades y habilidades de cada uno, ayuda a conseguir la autoestima necesaria para liderar iniciativas, dirigir otras tantas y continuar con la práctica de todas ellas.

Cierto, que esto puede llevar a la especialización extrema del individuo como profesional, pero con moderación y la curiosidad innata del talento para querer conocer un poco de todo, se podrá conseguir el término medio.

Si tenemos en cuenta que el especialista es aquella persona que compagina su inteligencia con la experiencia y la organización estructurada de la información de un tema, entonces tendremos una de las claves para que el talento obtenga la seguridad necesaria para automotivarse y motivar a todos aquellos que le rodean. Es decir, tendremos un profesional que actúa como una pieza más del equipo, con un modus operandi laboral adaptado al medio de trabajo, que a penas se percibirá "la distinción" que les diferencia del resto. Todos tenemos una, el objetivo es llegar a conocerla.

Una actitud que servirá de ejemplo para formar a otros futuros talentos, que a su vez formarán a otros, sobradamente preparados y adaptados al mundo futuro responsables de continuar con el timón del fin social: EL BIEN COMÚN.